Sparklehorse with Danger Mouse & cia - Dark night of the soul (2010)

Como caído del cielo llegó este disco a mis oídos. La trayectoria de Sparklehorse ya me era familiar y formaba parte de mi lista de reproducción habitual. Por eso, cuando alguien me comentó de este álbum, mi atención se centró en conseguirlo cuanto antes. Encima había que agregarle el plus de que tenía de coequiper al músico y productor Danger Mouse. Y, como si eso no fuera poco, una lista de invitados que van desde Iggy Pop hasta James Mercer de The Shins. Ni hablar de que el mismísimo David Lynch hizo la fotografía del disco, más un libro de edición limitada, más la participación en dos de las canciones.

Las consecuencias tras escuchar el disco fueron las esperadas. Y con eso me quedo corta. De principio a fin es excelente. Cada invitado fue exprimido para sacar lo mejor de él. Incluso Julian Casablancas acertó en el tema "Little Girl". Si bien cada uno puede tener sus canciones favoritas ("Revenge", feat. Wayne Coyne de The Flaming Lips; "Every time I'm with you", feat. Jason Lytle de Grandaddy; y la dulce dulce "Daddy's gone" con la cantante de The Cardigans, Nina Peresson), sería un crimen saltearse alguna de las 13 canciones.

A veces muchos nombres conocidos alrededor de un mismo proyecto sólo es una bomba de humo, una desilusión con sabor amargo. Éste no es el caso, todo lo contrario. Aunque el disco fue lanzado en junio 2010 (después del suicidio de Sparklehorse en marzo del mismo año), lo considero como lo mejor que escuché este año, al menos por ahora.


The Beatles - Abbey Road

Y si. Tenía que empezar con The Beatles. Banda de culto para algunos, cliché para otros. Pero nadie puede asegurar que no conoce al menos algo de la historia de los Fab Four.

Varios discos han sido mis favoritos a lo largo de los diez años que ya llevan en mi puesto número uno de bandas. Pasé por la etapa "Rubber Soul", luego vino "Revolver". "The White Album" quedó atrás y ahora le llegó el tiempo de reinado a "Abbey Road".

Grabado en 1969, después que "Let it be" pero lanzado antes, es una joya inesquivable a la hora del armado de una colección de discos. Tiene canciones tan perfectas como "Come together", "Something" (una de las canciones de amor más hermosas que conozco), "I want you (she's so heavy)", la ideal para los primeros días de primavera "Here comes the sun" y, por último, la seguidilla de "Mean Mr. Mustard" "Polythene Pam" y "She came in through the bathroom window" que ya no me dejan más palabras de alabanza.

Aunque la relación entre los integrantes del grupo ya no era como en los años de beatlemanía, de alguna forma se las arreglaron para dejar todas las diferencias afuera y concentrarse a la hora de componer las canciones de este disco. Una madurez que empezó a asomar cuando "Revolver" salió a la luz y se fue consolidando a través de los años se ve plasmada a lo largo de las 17 canciones. John Lennon y Paul McCartney escribiendo ya por separado, dejándonos bien en claro quién compuso cada tema con tan solo escuchar con un poco de atención. Y un George Harrison continuando en ese camino de crecimiento tanto en letra como en música, que quedará finalmente a la vista de todos cuando su primer disco solista sea lanzado al mercado en 1970.

Con el final pisándoles los talones, The Beatles logró un disco lleno de melodías y letras que se convirtieron en eternas, en influencias para las generaciones de músicos que vinieron después a sacudir la escena musical. Un disco para escuchar atentamente y no perderse ni una pista.